julio 27, 2011

Un asunto triste y delicado

Es un perro. Uno bonito, de esos de caza, con el pelo dorado y la nariz café como las trufas. No cazaba, pero dormía, siempre dormía. Y a veces se despertaba con un sobresalto, cuando una de sus malditas pulgas decidía clavarle los dientes en su sensible piel de perro de mansión, un asunto triste y delicado. Las pulgas hambrientas aman a los perros delicados, los encuentran sabrosos, especiales, como comida gourmet. Así, entierran sus paletas llenas de infecciones, salivan, saborean, succionan, succionan, succionan y succionan, hasta que con un sobresalto dejan de hacerlo, cuando una de sus malditas pulgas de pulgas decide clavarle los dientes en su delicada piel de pulga de perro de mansión, un asunto triste y delicado. Las pulgas de pulgas hambrientas aman a las pulgas delicadas de los perros delicados, las encuentran sabrosas, especiales, como comida gourmet. Así, entierran sus paletas llenas de infecciones, salivan, saborean, succionan, succionan, succionan y succionan, hasta que con un sobresalto dejan de hacerlo, cuando una de sus malditas pulgas de pulgas de pulgas de pulgas decide clavarle los dientes en su delicada piel de pulga de pulga de pulga de perro de mansión, un asunto triste y delicado. Las pulgas de de pulgas pulgas hambrientas aman a las pulgas de pulgas delicadas de los perros delicados, las encuentran sabrosas, especiales, como comida gourmet. Así, entierran sus paletas llenas de infecciones, salivan, saborean, succionan, succionan, succionan y succionan, hasta que con un sobresalto dejan de hacerlo, cuando una de sus malditas pulgas de de pulgas de pulgas de pulgas decide clavarle los dientes en su delicada piel de pulga de pulga de pulga de pulga de perro de mansión, un asunto triste y delicado...

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