Hoy es el cumpleaños de mi mejor amiga.
Muchos pensarán: "oh, wow, cuéntanos más" (y a ellos les digo que no tengo idea por qué están leyendo esto), otros me dirán que es infantil darle la etiqueta de "mejor" a un amigo, que uno no tiene amigos mejores o peores que otros, que en fondo todos son amigos y bla bla bla, y el resto quizás pensará que es demasiado dedicarle una entrada en mi blog, si nunca lo lee (creo que ni siquiera sabe lo que es un blog).
Pero ellos no la conocen. La Pava que yo conozco va más allá de la mina carretera que tiene muchos amigos, ama la ropa y dejá la cagá los fines de semana, donde quiera que vaya. No. La Pava es mucho más que eso (aunque no voy a negar que me cago de la risa con sus historias desastre). Mi Pava es la única amiga que, para empezar, me aguanta todos mis comentarios apáticos y maricones, sin sentirse ofendida. Es la única que sabe que en realidad no soy tan fría como lo parezco, que bajo millones de capas de risa y sarcasmo, puede que haya algo cálido viviendo. Es la amiga que me saca de mi casa cuando las paredes de mi pieza se vuelven acolchadas, la que me salva de mí misma cuando la boca ya no me da más de tanto masticar mi propias palabras, la que me llama cuando a mi se me olvida y me echa la puteá del siglo antes de cagarse de la risa porque duermo mucho y soy la "weona más maricona del mundo entero".
La Pava que yo conozco es la única capaz mandarme un sms de 50 palabras diciéndome todos los insultos más hardcore de este mundo, y hacerme reír hasta que me duela la guata y me salten las lágrimas.
Y en este cumpleaños, en sus 2 décadas de vida, quiero decirle que le agradezco de aquí hasta el cielo estos 17 años de amistad, que sin ella no estaría aquí escribiendo de la vida, que se acuerde que hay una "zorra cuiá" esperándola a 5 pasos de su casa si es que alguna vez me necesita.
Un salud por las Pavas!
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