septiembre 07, 2011

Voces

Cuando te mates, me dijeron, procura ser cuidadoso. Cuando te ahorques, amarra la cuerda alrededor de tu cuello, por sobre la manzana de Adán. ¿La manzana de Adán? Sí, sí, esa especie de protuberancia que se bambolea hacia arriba y abajo cada vez que tragas o cada vez que lloras. ¿La tocaste? Procura que la cuerda quede por encima, ni muy suelta ni muy apretada, no vaya a ser que te arrepientas. Pero qué digo, ¡ja! ¡ja!, no puedes arrepentirte, va en contra de las normas. ¿Como que qué normas? Las reglas de un buen suicida, el manual que te entregamos, ¿ya lo olvidaste? No tienes que olvidar, por algo te quieres ahorcar, por algo te quedaste estancado. Eres incapaz de olvidar. Incapaz. ¿Arrepentirse? Qué ridículo, ni siquiera lo intentes. Ni siquiera lo intentes.
Como te decía, amarra la cuerda por encima de la manzana. No debajo de la manzana, no quieres dar pena. No quieres que en el momento en que tu cuerpo caiga como un latigazo (más pesado y más torpe por el aire rancio, la gravedad y la cercanía de la muerte), tu lengua salga disparada, ¡BAM!, azuloza, vomitiva, burlezca. ¡Qué muerte más indigna! No quieres eso, nosotros tampoco lo queremos. No lo queremos, no lo queremos. Tienes que confiar.
Acerca de la cuerda... hay nudos especiales para realizar estos procedimientos. Procura, entonces, saber como hacerlos. Son a prueba de tontos y a prueba de cobardes. De esos nudos buenos y resistentes, para no fallar, no tener que hacer segundos intentos. ¿La cuerda? Es lo de menos. Con un buen nudo basta, un buen nudo. Es la clave.
Finalmente, encuentra tu lugar. Huélelo. Siéntelo, toca el aire, tiene que estar caliente, pegajoso. Todos tenemos un lugar para matarnos. ¿Nadie te lo había dicho? La gente no suele decir esas cosas, pero todos nacemos sabiéndolo. Es como nuestra garantía o nuestro servicio técnico. Ayuda definitiva. Las personas lo ocultan porque la vida sería muy fácil, muy corta, muy eficiente. Eso no le gusta a las masas.
Volviendo a lo nuestro, disculpa que me desvíe del tema... ¿en qué estabamos? Sí, claro, cuando encuentres tu lugar, acerca un banco y amarra la base de la cuerda a una estructura relativamente firme. No te preocupes, habrá una. Tu lugar es sabio, sabrá proveerte de lo que necesitas. Entonces, amarras la cuerda, te subes al banco, con mucho cuidado y delicadeza, mantén el equilibrio, no quieres morir muy pronto... ¡cuidado! ¡sujétate, mantén el equilibrio, no hemos terminado aún! ¡no nos calles, no nos mates, nosotros no tenemos la cul........................................................................................................................................................ Demasiado tarde.

No hay comentarios: